9 mayo, 2019 – Susana Peral
Entrevista a Verónica Mey: «Hubo un momento, en mi trayectoria como intérprete, en que sentí, que no quería ser solo parte de las historias que contaban otros»
Cuando Verónica Mey comenzó su andadura con su compañía de teatro Good Plays, y estrenaba Première, en la revista ya nos hicimos eco de ello, pero ahora con su nueva etapa en Verónica Mey Estudiohemos tenido el placer de tener una entrevista con ella, para que nos hable de toda su trayectoria profesional.
- Tienes un comienzo muy temprano, y podemos leer que tienes referentes en tu familia dentro del mundo del cante, pero ¿cómo nace tu pasión por actuar?
Mi familia paterna viene del popular barrio de Triana, eran cantaores y bailaoras. La vida allí es puro arte, lo he respirado desde que nací. Empecé cantando copla para las vecinas de mi escalera, que abrían las puertas para oírme. Luego vino el teatro y finalmente la necesidad de crear un marco donde dar cabida a todo ello. Pero yo he sido actriz desde siempre, rodé mi primer spot publicitario con trece años.
- Poco a poco has ido cambiando de géneros, de campos artísticos, pasando por distintas disciplinas culturales ¿cómo ha sido esa evolución?
Creo que es una evolución natural dentro del área artística. Siempre he apostado por un concepto de artista global. Lina Morgan o Lola Flores, por citar ejemplos cercanos, fueron actrices, cantantes, bailarinas y empresarias. Yo concibo a la “trabajadora del arte” de esta manera y he encaminado mis pasos en esa dirección.
- ¿De todas las facetas a las que has accedido dentro del ámbito de la cultura, a cuál crees que es más complicado acceder y mantenerse como intérprete?
Si nos centramos en el ámbito de la interpretación, creo que en el audiovisual es más complicado tener continuidad, por una cuestión de producción y perfiles. Por eso yo creo firmemente que la artista debe autoemplearse si el teléfono no suena. El teatro, te permite hacer proyectos que se pueden desarrollar casi en un ámbito familiar. Si además, como es mi caso, tienes compañía propia.
- Parece que tu evolución es de la interpretación a la dirección y por último a la enseñanza, ¿cómo ha sido ese cambio y qué te ha llevado a cada una de tus facetas?
Ha sido todo muy natural, quizás ahora mi actividad tiene más visibilidad, pero yo siempre he estado en contacto con todas esas facetas y a día de hoy, se desarrollan simultáneamente: acabo de dirigir un texto de Fernando Sansegundo: “Agustina”, que se ha estrenado en el Teatro de las Esquinas en Zaragoza y hace dos días volví de Benidorm de hacer bolos con mi obra “La chica del guante” en la que además de firmar autoría y dirección, también interpreto a uno de los personajes y está producida por mi compañía GOOD PLAYS. Yo me considero una “mujer de teatro” sin mas…
- Ahora nace Verónica Mey Estudio, pero anteriormente creaste GOOD PLAYS Producciones, ¿Cómo surgen ambos proyectos?
Mi compañía GOOD PLAYS, nació con la vocación de llevar al escenario nuevas dramaturgias con protagonistas femeninas. Se trata de dar voz a autoras-es vivos que aporten nuevas lecturas a los roles de la mujer en la actualidad. De esa necesidad, de tener un lugar físico, donde ensayar y gestar nuestros proyectos, nació la idea de tener un estudio, enfocado a los profesionales de las artes escénicas y audiovisuales, que quieran reciclarse o ampliar su formación.
- Dentro de GOOD PLAYS tienes más porcentaje de creación que de actuación, ¿cuáles han sido las razones para decantarte por esa parte?
Hubo un momento, en mi trayectoria como intérprete, en que sentí, que no quería ser solo parte de las historias que contaban otros. Quería ser yo, la que contara la historia, aún quedan muchas por escribir. Cada vez hay más mujeres produciendo, escribiendo y dirigiendo. Yo trabajo cada día por hacerlo posible. Las creadoras debemos apoyarnos entre nosotras y apostar por el trabajo en equipo.
- En GOOD PLAYS tienes también obras de microteatro, ¿cómo es la aceptación del público? ¿Es una opción cada vez más demandada?
El teatro breve te da la oportunidad de probar muchas cosas: textos, actores e historias, que luego pueden convertirse en obras de largo formato. Para mí han sido experiencias muy satisfactorias. Vivir la reacción del público de forma tan cercana es impagable. Se crea un clima de inmersión en la historia que nos atrapa a nosotros mismos y al espectador.
- Podemos leer que Verónica Mey Estudio es un proyecto con un equipo de trabajo femenino, ¿ha sido algo que ha surgido o se ha buscado que el plantel sea cien por cien compuesto por mujeres?
Desde que nació la compañía siempre hemos apostado por emplear, como mínimo, equipos paritarios. Luego, finalmente y de forma absolutamente natural las sinergias han confluido de esta manera. Las mujeres debemos dar visibilidad a nuestras capacidades y potenciarlas.
- Ahora mismo propones 6 talleres o cursos, ¿cómo ha sido la búsqueda de los que serán los responsables de los mismos?
Todas y todos son grandes profesionales con los que ya he colaborado anteriormente y en los que confío plenamente. Cuando una persona se pone en tus manos para aprender, debemos ser conscientes del enorme acto de confianza que ello supone. No podemos defraudarles. Tenemos que contribuir a su expectativa con rigor y honestidad.
- ¿Para quién está enfocado Verónica Mey Studio?
El estudio se ha concebido como un espacio de formación y creación, donde los profesionales y las personas que sientan interés por las artes escénicas y audiovisuales, puedan encontrar un lugar de “aliento”. Me gustaba mucho el concepto que ha representado desde siempre el “Actor´s studio” y he querido reproducirlo, pero adaptándolo a nuestra cultura. En Verónica Mey Estudio puedes acudir a una lectura dramatizada, entrenar técnica audiovisual, participar en un espectáculo de creación colectiva, hablar con otras compañeras-os, resolver dudas en cuanto a producción y distribución…
- Hoy en día lo cultural no parece tener mucho interés para las instituciones, y crear cualquier negocio no es meta fácil, y en este campo tuyo menos ¿cuánto tiempo te ha llevado lograrlo?
En mi caso, han sido procesos largos, proyectos que se han gestado durante mucho tiempo. Años incluso. Hablamos de ellos cuando se materializan pero son el fruto del trabajo de toda una vida dedicada a la escena. Yo vivo para esto, desde que me levanto hasta que me acuesto. Pero no me pesa, porque amo lo que hago. Una vocación es un trabajo sin horarios.
- ¿Crees que hoy en día sigue siendo más complicado sacar un proyecto adelante si eres mujer?
Sigue siendo muy difícil conciliar la vida laboral con el proyecto familiar. Si ya de por sí es complicado cuando trabajas por el régimen general, si te dedicas a una profesión artística, tener familia se convierte prácticamente en un acto de heroicidad. Es muy importante que se apruebe el Estatuto del Artista y se reconozca la intermitencia de nuestro trabajo. Y, por supuesto, es fundamental el reconocimiento de la sociedad y el apoyo del Estado a las madres trabajadoras; debemos acompañarlas, no penalizarlas.
- ¿Cuéntanos como fue tu inicio en la Asociación Clásicas y modernas y tu experiencia en la misma?
Mi primer contacto con la asociación fue a través de su proyecto de temporadas de igualdad. Clásicas y Modernas trajo a España un modelo de adhesión que ya estaba funcionando en Francia, por el que los teatros firmantes, adquieren el compromiso de programar al mismo número de hombres y mujeres profesionales de la escena. Esto ha contribuido enormemente a que haya cada vez más dramaturgas y directoras de escena en las parrillas de los teatros públicos y privados que han firmado este compromiso. Me siento muy identificada con su labor. La ley de Igualdad es la única que no penaliza su incumplimiento, con lo cual, somos nosotras mismas las que estamos luchando para que tenga una aplicación real en lo cotidiano.
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